
Esa extraña sensación le perseguía allá donde fuera, asfixiante, como un peso fuera de su propio cuerpo que le aprisionara, marcándole en su interior a fuego vivo, dejando una marca imborrable que le impedía retroceder y a duras penas le permitía avanzar. Y sin embargo, había algo que le forzaba a seguir adelante y cuando se vio libre de las cadenas descubrió que se encontraba en un hermoso bosque, lleno de vida, bajo los débiles rayos del crepúsculo otoñal y aunque sabía que todavía tardaría mucho en llegar a su destino, no volvería a dudar de que tarde o temprano alcanzaría aquello para lo que había nacido...
Et lux in tenebris Lucet
"Y la luz brilla en las tinieblas"